Benestar en temps de COVID
Autocuidado y adaptación como una oportunidad
para salir mejores de la pandemia
COVID y bienestar personal, una combinación que parece difícil, dos conceptos que parecen ser excluyentes entre sí. Y probablemente lo sean en ciertos términos, pero es interesante observar también la oportunidad de cambio y de renovación que se nos presenta.
Sabemos que la situación global generada por la pandemia de COVID, representa un momento de absoluta excepcionalidad. Por un lado, unas medidas sanitarias excepcionales que han marcado la manera de vivir y que nos han obligado a estar encerrados en casa durante meses y a redefinir nuestras costumbres. Por otro lado, unas secuelas excepcionales tanto si miramos el ámbito socioeconómico como el ámbito del bienestar mental y emocional de todas las personas.
Cuando hace casi un año y medio llegó a nuestras vidas el primer confinamiento domiciliario, nadie de nosotros estaba mínimamente preparado ni podía imaginar que todos, en una medida u otra, íbamos a salir “tocados” por la pandemia de COVID.
Incertidumbre laboral, pérdida de puestos de trabajo, inestabilidad y precariedad financiera de las familias, crisis de consumo y de resultados de empresas, cuarentenas por enfermedad propia o de familiares, teletrabajo y conciliación laboral en casa, preocupación por la educación de los hijos, pérdida de seres queridos, estrés y agotamiento por la situación de confinamiento dentro de la paredes domésticas, etc.. son solo algunas de las situaciones que han llevado al límite la salud emocional y mental de las personas.
Lo que está a la vista de todos es cómo la complejidad y rapidez del ritmo de vida actual, se han visto rápidamente tumbadas al suelo por la simplicidad de la naturaleza. La acción de organismos invisibles ha puesto en evidencia la extrema debilidad del sistema de vida, de valores o de prioridades marcados por el mundo actual. Un proceso que ha abierto las puertas a una serie de inquietudes hasta ahora inexistentes (aunque seguramente ya latentes). Pensábamos que ya teníamos todo bajo control, y de repente en el momento en que la biología ha decidido expresar ligeramente su rebeldía, nos dimos cuenta de que no controlamos absolutamente nada.
Ampliando la mirada, esta misma situación nos ha dado quizás la posibilidad de dedicar más tiempo a otro tipo de reflexiones y pensamientos: reflexionar sobre nuestras vidas, nuestras relaciones, la familia, la salud, tal vez sobre nuestra escala de valores y prioridades, llegando a repasar nuestro propio modo de vida actual, nuestro trabajo, incluso poniendo en discusión elementos hasta entonces de (aparente) estabilidad en nuestras vidas.
Personalmente me encontraba en una fase de cambio profesional, de búsqueda de algo distinto después de tantos años a cargo de equipos comerciales, con ganas de hacer algo que tuviera algo más de corazón. Tenía cierta incertidumbre sobre la evolución de este cambio, tenía un niño de 9 meses en mis brazos y con un buen paquete de obligaciones, gastos y responsabilidades familiares. Los meses de confinamiento, la lejanía de mis padres mayores, la preocupación por su estado de salud, la imposibilidad de verlos si pasaba algo, el miedo a que enfermaran mi mujer y mi hijo o yo mismo, la previsión de unas secuelas económicas que iban a complicar mi búsqueda laboral: han sido todos factores que han generado en mí cierta preocupación y ansiedad. Una situación inicial de por sí inestable, se había transformado de repente en un escenario absurdo, difícil de prever y prácticamente imposible de controlar.
Al mismo tiempo tuve la gran suerte y oportunidad de poner en práctica aquellas dinámicas de meditación y aquellos aprendizajes que a nivel personal me ayudaban a gestionar las emociones, a observar las situaciones bajo otro prisma sin dejarme llevar por miedos y preocupaciones. Afrontar esta novedad absoluta y abrumadora intentando tomar distancia de los acontecimientos, para que no me arrastraran, seguramente me ha aportado una cierta evolución en términos personales de todo esto. Y parte de esta evolución también ha sido finalmente el nacimiento de asTara.
¿Punto de llegada o punto de salida?
Una frase que escuchaba mucho al principio de la pandemia era: “seremos todos mejores cuando todo esto pase”.
Nunca he creído mucho en esta frase, simplemente porque de la misma manera que frente a una experiencia negativa pensamos “cuando pase esto haré las cosas de manera distinta”, al mismo tiempo tenemos una memoria muy corta y cuando el problema pasa, volvemos a los mismos errores, porque al final cambiar cosas es un lío… Por mi parte creo más que “tenemos la gran oportunidad de salir de esto como mejores personas y mejor sociedad, pero pasará solo si hacemos algo”.
¿Es posible entonces que esta experiencia nos sirva como pausa de reflexión para un nuevo comienzo?
Quizás algunas de las dificultades originadas por el COVID sean difíciles de gestionar (búsqueda de trabajo, situación financiera, …) o que incluso otras no tengan solución (pérdida de seres queridos…). No podemos parar o evitar el dolor que nos genera, pero podemos limitar el sufrimiento.
En mi caso, la meditación y el entrenamiento con mindfulness me han ayudado a darme cuenta de ello, a aceptarlo y convivir con la idea de que hay cosas que no se pueden controlar. No puedo evitar que un virus se extienda a nivel mundial, no puedo evitar un despido o acelerar una búsqueda laboral en este momento, no puedo controlar las limitaciones por control de la pandemia, no puedo evitar que un ser querido enferme.
Conseguir aceptar lo que nos está ocurriendo, es el primer paso para reducir los riesgos asociados al estrés y a la ansiedad post-pandemia. Y entonces más que centrarnos en lo que no podemos hacer, podemos tomar conciencia de lo que esto genera en nosotros y decidir: ¿cómo quiero responder yo frente esta situación? ¿cuál es la mejor solución para mí?
La vuelta a la normalidad
Ahora que se acerca la vuelta a la “normalidad”, es necesario que se tengan como prioridades la salud, la seguridad y el bienestar de todos.
El proyecto asTara nace con el objetivo de proporcionar elementos de bienestar a las personas, compartiendo nuestras vivencias y nuestros aprendizajes, para que cada persona experimente que existe un camino hacia el bienestar, quizás distinto a todo lo que estamos acostumbrados a emprender.
En un momento en el que hemos vuelto a dar valor a la naturaleza y al tiempo que pasamos en ella, nosotros creemos que el regreso a un contacto estrecho con la naturaleza es también una respuesta muy efectiva a la búsqueda de un nuevo bienestar después de la pandemia. Insistimos en querer compartir nuestra manera de entender la naturaleza, no solamente como algo bonito de ver y que incluso nos despeja la mente. El contacto con la naturaleza es un elemento altamente efectivo para nuestra salud y bienestar mental, en la medida en que nos abrimos a la profunda conexión y nos sumergimos a menudo en ella.
Por otro lado, fomentamos el camino del autoconocimiento como vía para conseguir un mayor equilibrio mental en nuestras vidas. En la fase post-pandémica proponemos la meditación como una herramienta básica para trabajar nuestra salud y calma mental.
Gracias a ella y a la incorporación de otros nuevos hábitos saludables, podemos entrenar nuestra atención, y aprender a ser más conscientes de lo que nos ocurre en el exterior y en nuestro interior.
Aceptar para no resignarnos
Desde esta perspectiva podemos aprovechar lo que hemos vivido en nuestra esfera personal durante el COVID, para reducir nuestro nivel de estrés, gestionar los miedos y ser más efectivos a la hora de tomar nuevas decisiones.
El punto de partida en este proceso es aprender a aceptar las cosas tal y como son. Quizás nos toque aceptar que el COVID ha cambiado muchas cosas que posiblemente nunca volverán a ser como antes. No se trata de resignarnos ni de estar de acuerdo con ello. Se trata de aceptar la realidad por como se presenta, y dejar de perturbarnos a nosotros mismos, derrochando nuestra energía en una lucha contra algo que no podemos controlar. De esta manera tendremos mayor lucidez para actuar con coherencia y en línea nuestros valores y nuestra conciencia.
Jem Bendell, un conocido profesor en temas de sostenibilidad en Inglaterra, habla de la necesidad en día de hoy de una Adaptación Profunda*. Su discurso, hablando de los problemas generados por el cambio climático, se puede hacer extensivo en términos generales a la manera de prepararnos frente a una situación de extrema gravedad, para que podamos reducir el daño, especialmente reduciendo el conflicto y el trauma. Para contribuir a ello, ofrece un marco de cuatro preguntas para que las personas puedan explorar juntas esos cambios potenciales.
Se llaman las 4Rs: Resiliencia – Renuncia – Restauración – Reconciliación
Utilizando este mismo marco, una manera válida para volver a empezar después del COVID es preguntarnos cómo lo hemos vivido y qué queremos hacer después, en 4 sencillos puntos:
- ¿de esta experiencia, qué es lo que más valoramos y queremos conservar y cómo? Es una cuestión de Resiliencia.
- ¿Vista nuestra experiencia, qué deberíamos abandonar para no empeorar las cosas? Esta es una cuestión de Renuncia.
- ¿Qué podríamos traer de vuelta y recuperar, para ayudarnos en estos tiempos difíciles? Es una cuestión de Restauración.
- ¿Con qué y con quién haremos las paces? Es una cuestión de Reconciliación.
Este enfoque en una situación de crisis como la del COVID invita a responder desde un estado mental de ecuanimidad, equilibrio y calma a lo que nos ocurre, siendo esto lo que nos permite mantener comportamientos más útiles y adaptativos frente a situaciones negativas y desagradables. Nos invita a regresar a la compasión como herramienta de ecuanimidad, regresar a la curiosidad, como elemento de apertura y atención plena, y al respeto para todo lo que nos rodea (personas, animales, naturaleza) como ocasión universal de mejora personal.
En asTara seguimos esta línea. Tanto en la conexión con la naturaleza, como en los programas de mindfulness y reducción de estrés, buscamos entrenar nuestra mente y nuestro cerebro a conectar de manera diferente con el presente y las situaciones difíciles, respondiendo de manera más consciente a los desafíos de la vida. En tiempos de COVID, el concepto de bienestar está más presente que nunca.
El dolor que nos provocan las experiencias negativas es inevitable, lo que sí podemos evitar y limitar, cuidando nuestra mente y nuestro espíritu, es el sufrimiento que puede resultar de ellas.
* Deep Adaptation: A Map for Navigating Climate Tragedy, Jem Bendell, 2020
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