El ser humano es una parte de lo que llamamos naturaleza, término que es habitualmente empleado desde una perspectiva externa a la propia persona (que actúa como observadora, gestora o “usuaria”). El progresivo abandono de los espacios rurales y naturales, así como con el olvido y pérdida de tradiciones y experiencias vitales que vinculaban intensamente a las personas con el medio natural han reforzado este hecho.
Son numerosos los estudios que confirman cómo el estrés y la ansiedad disminuyen en la naturaleza, o cómo los terpenos y fitoncidas que generan árboles y plantas reducen la presión sanguínea y favorecen el sistema inmune. Por otra parte, la creatividad, la fluidez de pensamiento, la conexión con uno/a mismo/a y la reconexión con el conjunto que se experimenta en el medio natural, suponen una experiencia que se revela transformadora y que generan un cambio radical en el concepto que la persona tiene sobre sí misma y sobre su lugar en el planeta.
La necesidad de tomar consciencia de que somos naturaleza, de la sabiduría innata que en ella reside y del poder sanador de “volver a integrarnos en ella”, son la base con la que en asTara desarrollamos este ámbito de trabajo.
Quién ha aprendido a escuchar los arboles...
...no desea ser más de lo que es.Herman Hesse